La Basílica de Santa María de los Ángeles es la única iglesia renacentista de Roma y fue construida por Miguel Angel sobre las ruinas de las Termas de Diocleciano.
Si bien por fuera no llama mucho la atención en su interior se puede apreciar toda la belleza de la Iglesia muy bien conservada.
Historia
El origen de Santa María de los Ángeles está vinculado a su emplazamiento. En estos terrenos están los restos de las famosas Termas de Diocleciano.
Este emperador de la segunda mitad del siglo III fue uno de los últimos perseguir a los cristianos. Muchos de ellos fueron obligados a trabajar en la construcción de sus termas.
Tras la caída del Imperio Romano, las termas de Diocleciano se abandonaron y así permanecieron durante siglos hasta que las autoridades de la ciudad decidieron reconstruir la zona a finales del XV.
Así fue cómo surgió la idea de dedicar una iglesia a los mártires cristianos que fallecieron en la construcción de las viejas termas. De hecho la denominación completa de esta iglesia es Santa María de los Ángeles y los Mártires.
Resulta curioso el contraste entre la fachada derruida y el espectacular interior de la basílica que, además de la decisiva aportación de Miguel Ángel, cuenta con otros atractivos para el visitante.
Las puertas de bronce que dan acceso al vestíbulo fueron diseñadas por Igor Mitoraj en 2006.
De fecha reciente es también la linterna de la cúpula, así como el gran órgano. En el brazo derecho de la nave central se encuentran los monumentos funerarios a varios de los artífices de la victoria en la I Guerra Mundial, como Vittorio Emanuele Orlando, primer ministro italiano de la posguerra.
Tampoco nos podemos perder El Martirio de San Sebastián de Domenichino en el presbiterio.
Visitar la Basílica de Santa María de los Ángeles
Visitando la Basílica de Santa María de los Ángeles y de los Martirios uno se sorprende por la majestuosidad de la basílica sobre todo porque, tras el derrumbe ocurrido en 1911 de la fachada concebida por Vanvitelli en 1750, se accede desde los restos de una sala cilíndrica de las Termas de Diocleciano, una entrada del todo atípica para una iglesia y que no deja entrever mínimamente la amplitud de los espacios internos.
Desde Piazza della Repubblica se entra a la basílica a una sala redonda con bóveda a cúpula que contiene cuatro monumentos fúnebres y dos capillas, un amplio corredor de pasaje, después un arco decorado y un tramo que contiene dos pequeñas capillas cerradas con herrería, conduce al larguísimo transepto que contiene numerosas obras artísticas como.
En el extremo de los transeptos las dos capillas que cerraron las entradas concebidas por Michelangelo: en la capilla de S. Bruno (a izquierda) destaca un organo donado en 1998 por el Ayuntamiento de Roma, en la capilla Albergati (a derecha) visible un espléndido pavimento.
El presbiterio alberga dos capillas y es simétrico al espacio de comunicación entre el pasillo de la entrada y el transepto, ambos tienen arcos con bóvedas decoradas.
El ábside y el coro están apenas elevados, cuatro escalones conducen al altar, las decoraciones son muy bellas, están presentes obras escultóricas y pictóricas.
En las paredes, a la derecha, encontramos: Presentación de María en el templo, de Giovanni Francesco Romanelli y Martirio de San Sebastián de Domenichino; a la izquierda, Baptismo de Jesús de Carlo Maratta y Muerte de Anania y Safira de Pomarancio.
Recomendación
Maravillosa basílica, espectacular capilla sixtina(la primera), recomendada la visita guiada por sólo 5€/persona, merece la pena sólo por ver la escalinata de Bernini.
Información para visitar la Basílica de Santa María de los Ángeles
Cómo llegar
- Metro, Repubblica, línea A.
- Autobús, líneas 36, 60, 61, 62, 64, 84, 90, 170, 175, 492, 640 y 910.
Horarios
- Todos los días, 7:30h-19:30h.
Tarifas
- Entrada gratuita
Puedes encontrar más información en la página oficial de la Basílica de Santa María de los Ángeles y de los Mártires.