El mausoleo de Augusto, la grandiosa tumba que el primer emperador de Roma mandó construir para su dinastía hace dos milenios, abrirá sus puertas al público desde el próximo marzo tras décadas de abandono y una ardua restauración.
La alcaldesa de la capital italiana, Virginia Raggi, celebró la de este viernes como «una jornada histórica» al anunciar por todo lo alto la apertura de un lugar que representa «el corazón del romanismo».
«Es un regalo que devolvemos a Roma, a Italia y al mundo entero», anunció en una rueda de prensa a los pies del Ara Pacis, el monumental altar que conmemora el periodo de paz que siguió a las victoriosas campañas del primer emperador romano y que fue reconstruido durante la época de Mussolini.
El mausoleo, durante décadas abandonado, escondido en pleno centro histórico entre la maleza, ha sido rehabilitado desde 2017 gracias a la colaboración entre el sector público y la telefónica TIM. Las obras han hecho posible que este valioso yacimiento pueda ser visitado a partir del próximo 1 de marzo y las reservas arrancarán ya el lunes. Hasta hace catorce años solo se permitían algunos accesos de pequeños grupos, pero desde entonces permanecía cerrado.
El mausoleo, hoy en ruinas, era ciertamente colosal: alcanzaba una altura de 45 metros y con sus 87 metros de diámetro sigue siendo el sepulcro circular más grande del planeta. Dentro, en su centro, custodia otro edificio cilíndrico en el que se depositaron las cenizas de Augusto y de su gens, de su familia. De hecho, aún hoy puede verse la lápida de su sobrino Marcelo.